Carolin Salmon empezó su doctorado en la Clínica Universitaria de Essen, Alemania en 2019. Trabaja con muestras de cáncer de ovario para comprender cómo evolucionan los tumores y responden al tratamiento con la resolución de la célula circulante individual. Espera que este trabajo permita descubrir biomarcadores que ayuden a predecir nuevas dianas terapéuticas para la medicina personalizada.
Tras obtener un máster en farmacología en la Universidad de Düsseldorf, ¿qué le llevó a interesarse por la investigación del cáncer?
Siempre me ha interesado la investigación sobre el cáncer: es una enfermedad terrible que afecta a millones de personas. Siempre he querido aportar mi granito de arena para entender la enfermedad y desarrollar tratamientos. Me encanta que mi actual proyecto consista en trabajar en un entorno real. Trabajo con médicos y veo cómo los pacientes responden a los tratamientos. También es una suerte trabajar directamente con muestras clínicas; me hace apreciar la complejidad de la biología humana: hay tantos factores a tener en cuenta, que no habría sido consciente de ellos en ningún otro entorno.
Eso debe conllevar sus retos.
Sí, claro. No me puedo permitir fallar. Cuando reclutas a un paciente tras un diagnóstico primario, quieres hacer un seguimiento durante todo el tratamiento. Cuando no detectas células tumorales circulantes en un momento dado debido al montaje experimental, aunque tengas datos de seguimiento, te siguen faltando datos. Eso supone un reto para mí. También colaboro con dos centros médicos distintos en Alemania, donde recojo muestras y les enseño a utilizar el método que desarrollamos en nuestro laboratorio.
Trabajo en un proyecto que ya estaba en marcha cuando empecé, así que intento optimizar flujos de trabajo con muchos pasos ya establecidos. También trabajaré con conjuntos de datos de secuenciación enormes, así que tengo que familiarizarme con la bioinformática. Es mi propio proyecto, así que quiero hacerlo bien.
Tiene que asumir muchas tareas, ¿cómo mantiene la motivación?
Siempre pensé que era una locura cuando la gente decía: «Sabes que es el trabajo correcto cuando te mueres de ganas de levantarte por las mañanas». Sin embargo, para mí es la única manera de ser feliz con el trabajo.
No me malinterprete, hay momentos frustrantes y semanas malas, pero quiero que este proyecto funcione y ayude a los pacientes. Recibir el diagnóstico de un cáncer es devastador para cualquiera, especialmente si se da en una fase avanzada. Pensar en ello me ayuda a centrarme en el panorama general.
Cuando un experimento fracasa, cosa que pasa a menudo, me tranquilizo pensando que eso forma del proceso de investigación: volver a investigar, seguir buscando. No siempre se acierta a la primera. Para mí, los «malos» resultados son una oportunidad para crecer. No se puede hacer todo a la perfección todo el tiempo, así no funciona la investigación.
Cuento también con el apoyo de mi directora de tesis. Siempre me ha animado a ser abierta y hablar con ella de las dificultades.
¿También dedica tiempo a relajarse?
Sí, me encanta montar a caballo. Es una suerte poder hacerlo. Lo he podido seguir practicando durante la pandemia; afortunadamente, los caballos necesitan moverse y es una actividad que puedo hacer al aire libre. También me gusta correr. Intento incorporar algo de ejercicio físico en mi día a día, sobre todo por las tardes, para volver a centrarme. Moverse es una forma estupenda de relajarse. La vida de un doctor no es solo estar sentado y pensar, es importante salir y hacer algo distinto.
¿Qué le espera en las próximas semanas? Nos gustaría volver a charlar para ver cómo le va.
Aprendí muy pronto como estudiante de doctorado que no se suele pensar por semanas, ahora tengo que pensar con meses de antelación. Las cosas llevan su tiempo; es un proceso de aprendizaje saber que no vas a poder tenerlo todo para mañana. También estoy aprendiendo a compaginar varias tareas distintas: tener ideas, escribir, hacer experimentos, buscar pacientes que incluir en el estudio, colaborar, presentar... Puede ser difícil, a veces incluso incómodo, pero así se crece, ¿no?
En los próximos meses me centraré en procesar muestras como una loca y analizar los resultados de la secuenciación. Nunca he trabajado con conjuntos de datos tan grandes, así que estoy deseando ver qué puedo hacer con ellos. También asistiré a la reunión de la AACR en abril. Estoy impaciente por ver lo que hacen los demás e inspirarme y, además, presentaré un póster, así que tengo muchas ganas.
¿Qué consejo le daría a alguien que esté pensando en hacer un doctorado?
Es difícil elegir uno en concreto. Diría que vas por buen camino si quieres trabajar en temas que supongan un reto, si te gusta tener libertad para desarrollar tus propias ideas y encontrar la manera de llevarlas a cabo. Debes estar interesado en tu tema para hacer un buen trabajo, pregúntate «¿seguiré encontrando interesante esto dentro de dos años?».
Recomendaría, también, adquirir algo de experiencia. Como parte de mis estudios, tuve la oportunidad de trabajar en el departamento de farmacia de la Universidad de Erlangen y tuve la suerte de tener mi propio proyecto durante seis meses. Me sirvió para hacerme una idea de lo que supondría hacer un doctorado. Mis calificaciones podrían haberme llevado por muchos caminos distintos, así que me vino bien para hacerme a la idea de si quería hacer un doctorado o no. Es útil también hablar con gente que ya ha pasado por ello. Agradezco haber tenido compañeros que me animaron y apoyaron tanto.
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- Bahriye Aktas, Sabine Kasimir-Bauer, Martin Heubner, Rainer Kimmig, Pauline Wimberger. Molecular profiling and prognostic relevance of circulating tumor cells in the blood of ovarian cancer patients at primary diagnosis and after platinum-based chemotherapy. Int J Gynecol Cancer. 2011; 5:822-830. https://doi.org/10.1097/IGC.0b013e318216cb91